miércoles, 14 de noviembre de 2012

Entorno hostil, singularidades amables: ENEE (II)



Este es un país desagradable con singularidades amables.  Me he encontrado en este mes personas verdaderamente amables y acogedoras. Ejemplo: el peluquero del barrio (un chaval joven encantador), la esteticista que trabaja en esa misma peluquería, la señora que tiene un bar de comidas en el barrio y ofrece comida casera y barata...

Singularidades.  Pero el país en su conjunto (matizo: la capital en su conjunto, dado que el país es enorme y yo sólo conozco Santiago) es DESAGRADABLE, HOSTIL, DIFICIL Y RUIDOSO.

Ayer a las ocho de la mañana ya estaba una multitud manifestándose al lado del metro, el ruido ya despertaba a dos cuadras (a dos manzanas, como habéis deducido). ¿Qué pedían?  pues no lo sé, pero había muchas pitadas, muchas pancartas y muchísima aglomeración. Cuando cogí el metro sobre las once de la mañana se me acercó un hombre con una pancarta que rezaba "Si la economía va bien, el trabajador no recibe dinero". De lo que deduje que se estaban manifestando por los bajos salarios. ¿Qué hacía el hombre de la pancarta a la entrada del metro?  Atención: pedía dinero con un vaso de plástico al que le hacía sonar las monedas.

No, no lo entiendo. Tienes todo el derecho a manifestarte si tu salario no es digno, pero pedir dinero a la entrada del metro bajo esa consigna no. Eso es ser pedigüeño, no defender una causa.

Por la tarde, esa misma aglomeración estaba justo debajo de mi edificio, cruzando la calle. Pero esta vez no se estaban manifestando, estaban bailando. Había un tinglado, un tipo que cantaba canciones de Luis Miguel y gente bailando. Fiesta desde las dos de la tarde hasta las siete, más o menos. "¿Por algo en especial?" pregunté a los porteros. "No, por nada" me contestaron. Son así, por la mañana me quejo y luego me voy de fiesta (aquí, "carreteo"). Porque les encanta la fiesta, el jaraneo, y sobre todo, beber.  Beben como cosacos. Estoy segura que a las seis de la tarde más de uno y más de dos ya habían perdido el mundo de vista. Pero a ver, ¿esta gente no trabaja? ¿no tiene obligaciones?

Y por la noche, cuando ya una está dormida, aparece un grupo de unos cincuenta o sesenta manifestantes (estudiantes por las banderas que ondeaban) armando jaleo a las dos de la mañana. Cruzaban la calle de arriba a abajo, pitando, gritando y coreando: "Gobierno, escucha, Chile es digno y lucha".

Dos precisiones:

- No los estaba escuchando el gobierno, los estaban escuchando los vecinos.
- Defiende tu lucha manifestándote durante el día, no a las dos de la mañana. Eso simplemente es querer molestar, y si yo apoyaba o entendía la causa que defiendes, me has quitado todas las ganas.

En este país no falta el acceso a la educación, falta la educación, a secas. Y la urbanidad y el respeto por el prójimo, a capazos. El acceso barato o caro a los estudios es otra cuestión, y nada tiene que ver con la educación. Esa se lleva o no de serie, con carrera universitaria o sin ella.

Individualismo a ultranza. Lo detectas en todo: cuando vas a comprar, cuando coges el metro, cuando tomas un café....Es una sociedad enferma, y eso no lo digo yo. Lo dijo el otro día una psicóloga en la televisión nacional de Chile. El asunto en cuestión es que evaluaban si los chilenos se sentían felices o no, y los motivos de su felicidad. Un ochenta por ciento se sentían felices; a la pregunta de los motivos de tal felicidad argumentaban la familia, la pareja, los amigos...Lo llamativo de la encuesta eran sin embargo dos porcentajes más, los que hacían referencia a si conocían a sus vecinos o a su entorno próximo, y si confiaban o tenían trato con sus compañeros de trabajo. Salieron porcentajes tan altos respecto al no, que la psicóloga afirmó que eso crea una sociedad que no se comunica, una sociedad enferma. Viven en su pequeña burbuja de familia y amigos, pero no hay sentido de comunidad. Quiero creer que eso sólo pasa en las grandes ciudades y no en los entornos más pequeños o rurales.  

Chilenos del mundo, españoles que andáis por Chile: dadme un poquito de esperanza y hacedme creer que solamente es Santiago la sociedad enferma, poco solidaria, tercermundista, irrespetuosa, sucia y mal encarada que yo he conocido. O igual es el barrio, que verdaderamente es chileno. Porque estoy casi segura que en barrios habitados por europeos la cosa es distinta. Me tengo que ir al barrio "bien", al barrio habitado por gente cuyos apellidos, creedme, no son Lópes o Gonzáles, sino Monckerberg o Rondfelt. Pero es que, lamentablemente, eso es vivir en una burbuja de gente bien, de gente de otro nivel. El grueso de la ciudad no son los Rondfelt o Jensen, son los otros. 





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